Criptografía Cuántica

La criptografía cuántica es la criptografía que utiliza principios de la mecánica cuántica para garantizar la absoluta confidencialidad de la información transmitida. Las actuales técnicas de la criptografía cuántica permiten a dos personas crear, de forma segura, una clave secreta compartida que puede ser usada como llave para cifrar y descifrar mensajes usando métodos de criptografía simétrica.
La criptografía cuántica como idea se propuso en la década de los años 1970, pero no es hasta 1984 que se publica el primer protocolo.
Una de las propiedades más importantes de la criptografía cuántica es que si un tercero intenta hacer eavesdropping durante la creación de la clave secreta, el proceso se altera detectándose al intruso antes de que se trasmita información privada. Esto es una consecuencia del principio de incertidumbre de Heisenberg, que nos dice que el proceso de medir en un sistema cuántico perturba dicho sistema.
La seguridad de la criptografía cuántica descansa en las bases de la mecánica cuántica, a diferencia de la criptografía de clave pública tradicional la cual descansa en supuestos de complejidad computacional no demostrada de ciertas funciones matemáticas.
La criptografía cuántica está cercana a una fase de producción masiva, utilizando láseres para emitir información en el elemento constituyente de la luz, el fotón,  y conduciendo esta información a través de fibras ópticas.

Se basa en:

El proyecto SECOQC (Desarrollo de una Red Global para la Comunicación Segura Basada en la Criptografía Cuántica) de la UE, en el que han trabajado 41 socios de 12 países europeos durante cuatro años y medio, ha concluido en un rotundo éxito: el pasado 8 de octubre se llevó a cabo una demostración en la que por primera vez una red comercial de telecomunicación ha transportado datos protegidos mediante encriptación cuántica, según se informa en un comunicado.

La seguridad en la transmisión de datos a través de una red protegida mediante criptografía cuántica está garantizada por las leyes de la física, concretamente por el principio de incertidumbre de Heissemberg, que define la imposibilidad de observar un sistema sin provocar perturbaciones en el mismo.
Básicamente la técnica consiste en el envío de haces de fotones (partículas de luz), la medición de éstas por los agentes legitimados para ello y el subsiguiente post-procesamiento de los datos. Cualquier “fisgón” que intervenga en el proceso dejará inmediatamente en él rastros indelebles, que se traducen en errores detectados por los usuarios legítimos.



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